La normativa española hace una distinción entre tres tipos de firma digital de acuerdo a los niveles de seguridad que estas ofrecen. Por este motivo, no todas las firmas digitales cumplen los requisitos para ser equiparadas con la firma manuscrita.

La firma que ofrece menos niveles de seguridad es la firma digital simple, básica u ordinaria. Esta clase de firma sirve solo como un medio de autentificación o identificación del firmante. En otras palabras, la firma digital simple es un medio para identificar al autor de un documento electrónico. De esa manera, el destinatario podrá tener la certeza sobre el origen del documento.

Si bien la firma digital simple no cumple con todos los requisitos de la firma manuscrita, de todos modos posee una gran cantidad de aplicaciones. En esta clase de firma, ambos usuarios solo emplean una clave privada que garantiza su autenticidad. Pero esto en muchos casos es suficiente, ya que no siempre se requiere garantizar la integridad de un documento, o el no repudio de su transmisión.